Como cocinar la pasta

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Siempre se ha dicho que la pasta ha de quedar "al dente". Pero, ¿qué quiere decir esto?. Se define así a la pasta que está cocida por fuera y en su interior una pequeña parte queda como semi-cruda, lo que hace que resulte ligeramente dura al masticar. Por ello, algunas personas prefieren tomar la pasta más cocida. No obstante, cuando se trate de practicar deporte, de entrenar o de competir, veremos que la forma de cocinar la pasta cobra especial importancia.



Todo buen deportista que se precie, tenga el nivel que tenga, o aspire a lo que aspire,  sabe que la pasta debe estar en su dieta casi diaria. Así es amigos!, la pasta, en toda su variedad, es una fuente ideal de hidratos de carbono (la gasolina de nuestro cuerpo) y además, éstos, por su naturaleza son ideales al ser de "absorción lenta". Estos nutrientes se van transformando en energía gradualmente en función del esfuerzo físico que se realiza y por eso son tan importantes para los deportistas.

Hasta aquí nada nuevo.


Sin embargo, para que la pasta sea una fuente excelente de hidratos de carbono, no consiste en cocerla de cualquier forma y comerla, sino que la clave está en adaptar la cocción de la pasta a la actividad física que se va a realizar. Entonces ¿como cocinamos la pasta?. Lo curioso es que se sabe que ingerir la pasta "al dente", aparte de todas las bondades culinarias que pueda tener, es mucho más conveniente para la práctica del deporte.





Comer la pasta "al dente" aumenta el rendimiento en el deporte.

Curioso, y ¿porqué?.







La pasta al no ser cocida por completo hace que el índice glucémico que contenga sea bajo y esto a su vez hace que se mantengan los niveles de glucosa más estables.
El índice glucémico, para que se entienda sencillo, es una medida que relaciona la cantidad de azúcar que se aumenta en la sangre, en las dos o tres horas posteriores tras tomar alimentos ricos en carbohidratos. Con la pasta al dente, el propio organismo administra sus reservas y va liberando los hidratos de carbono de la pasta de forma progresiva (es decir, se absorben de modo más lento que lo harían si la hubiéramos cocido de un modo convencional).
En cambio, si la pasta queda demasiado cocida, el índice glucémico es superior y la glucosa llega antes a la sangre. En ese punto, nuestro organismo tendría que "contrarrestar" estos efectos (generando insulina, etc, etc,...) agotando estas reservas, que nosotros nos habíamos preocupado de "guardar" para realizar el esfuerzo físico. En este caso, si el ejercicio es de larga duración, el deportista puede correr el riesgo de cansarse antes de tiempo o lo que es peor,... que venga a visitarnos "el tío del mazo" y sufrir una pájara.

Con este pequeño truco, podemos optimizar un poco mejor nuestra alimentación de cara a entrenamientos de media-larga duración (más de 1h aprox.) aunque no debemos olvidar mantener una dieta equilibrada y lo más importante ser constantes, rigurosos y disciplinados en nuestro entrenamiento. Sin un poco de esfuerzo no conseguiremos nada.




Mañana más.

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Corre, nada, vuela!. Borja Sanz web © 2013